31 de Dic. de 1975,
La Habana.
Mi muy querida amiga María Zambrano:
Recibí con emoción su bellísima carta. Una de las más hermosas que han tocado mi alma. Su carta revela la raíz iluminativa que resume su vida y su escritura. Sí, la vi con los ojos azules y la sigo viendo con ese color tan español, el azul pálido de la Ascensión. Y así la veo siempre en esa ascensión que ha sido su vida. Formada en lo profundo para esa soledad que Ud. ha sabido resistir. Pues en realidad siempre la sitúo en aquellos años en que nos veíamos con tanta frecuencia que nuestra conversación parecía no interrumpirse sino una continuación invisible en la que no se nos escapaban ni los corderos blancos ni los negros cuyos sacrificios sirven para penetrar en los infiernos, según las viejas lecturas odiseicas. Pero entonces la veía en su presencia, ahora la veo en su transfiguración, en la otra figura que todos somos y que pocos logramos ver, pero Ud. lo ha logrado, vivir en los dos planos, en algo que pudiéramos llamar sobrenaturaleza como si estuviera y no estuviera en estrecha relación una cámara con la otra. Es lo que hace ya muchos siglos los benedictinos llamaban la sobria ebriedad del espíritu, que nos permite la comunicación del Eros estelar con Gea, la devoradora.
Desde aquellos años Ud. está en estrecha relación con la vida de nosotros, eran años de secreta meditación y desenvuelta expresión. La veíamos con la frecuencia necesaria y nos daba la compañía que necesitábamos. Éramos tres o cuatro personas que nos acompañábamos y nos disimulábamos la desesperación. Porque sin duda donde Ud. hizo más labor de amistad secreta e inteligente fue entre nosotros. De ahí empezamos ya a verla con sus ojos azules, que nos daban la impresión de algo un tanto sobrenatural que se hacía cotidiano. Yo recuerdo aquellos años como los mejores de mi vida. Y Ud. estaba y penetraba en la Cuba secreta, que existirá mientras vivamos y luego reaparecerá en formas impalpables tal vez, pero duras y resistentes como la arena mojada.
No crea que he dejado de verla con su azul pálido. A través del tiempo he aprendido a mirarla como algo que está y no está y que se se nos presenta como una lejanía. Ud. ha sabido cultivarla y habitar esa lejanía que le da algo estelar y como de llegada en los momentos más difíciles.
Le escribo en estos días de Navidad en los que un suave rocío nos envuelve con su aire de epifanía. Quizás sea la mejor época para dialogar con Ud. ¿A quién dirigirnos sino a Ud. en los momentos de prueba, pero en los que permanece firme nuestro sentido de la persona y la de su dignidad?
Mi esposa tiene siempre la nostalgia de no haberla conocido en persona, pero yo la consuelo leyéndole algo suyo y nos comunicamos los tres. Ella y yo le mandamos nuestros mejores y cariñosos recuerdos. Un gran abrazo y la mejor salud espiritual y corporal con alegría.
José Lezama Lima
Supongo que hay algo de mirona en esto de gustar de la lectura de cartas ajenas. A mí me gustan las correspondencias. También. Miro, leo y redescubro autores cuya obra pública me apasiona y cuya escritura privada me parece, en su hermetismo, fascinante. Esta es la Carta XXXV de la correspondencia entre José Lezama Lima- María Zambrano. María Zambrano-María Luisa Bautista publicada por Ediciones la Espuela de Plata en edición de Javier Fornielles.
¡Que la disfruten!
1 comentario:
Hola Izaskun, yo no se´si nahrá algo de "mirona" como dices, en eso de degustar del correo ajeno pero es un gñenero que me apasiona.
Acostumbro a comprar todos los libros que encuentro de correspondencias antiguas, de gente famosa, pintores, escritores, artistas en general.
Me encanta descubrir sus vidas a través de esas epístolas largas, delicadas, en las que dejaban sus más íntimos secretos y sentimientos al descubierto.
Creo que es como se les conoce de verdad. Porque a un poeta o a un escritos, no podemos juzgarle por las letras de sus obras, a veces encerraran vivencias propias, pero otras serán noveladas, por lo tanto es en esa correspondencia personal y privada en donde se desnudan de verdad.
Me ha encantado esta carta.
Por cierto... tu blog ¿ no se llamaba Ballena azul ?... lo digo porque lo nombro así en mi última entrada y ahora veo que lo has cambiado...
Un beso
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