La sangre vertida había amansado el dolor pero Sara, extenuada, apenas tenía fuerzas para responder a las vitales preguntas del médico que la acompañaba en la ambulancia. Le habían perforado el abdomen a puñaladas y de pronto se descubrió pensando lo útil que hubiera sido estar fajada a lo japonés. Pero claro, el navajero no la había avisado.
-¿Cuál es su grupo sanguíneo?- preguntó el sanitario.
-A. A negativo. Es uno de los raros, ¿verdad?
-No se preocupe por eso. Usted esfuércese por mantenerse despierta que yo me encargo de mantenerla viva.
Mientras regulaba el goteo del suero, el médico cogió la radio que colgaba de su chaleco y habló:
-UCI móvil a central, UCI móvil a central, llevamos un código A tres, repito, código tres. Mujer, unos cuarenta años, orifi...
-Cuarenta y ocho- dijo Sara con apenas un hilo de voz.
-orificios abdominales con perporación de órganos. Grupo sanguíneo A negativo.
Empezó a sentir frío y sus dientes castañearon. El hombre le puso una manta por encima y siguió preguntando.
-¿Es alérgica a algún medicamento?
-No, no. Pero mi hermana.
-¡No se duerma! ¡Me iba a decir algo de su hermana! ¡Despierte!
-Mi hermana. Sí. Tengo una hermana gemela. Ella tiene
-¿Qué tiene? ¡Sara! ¿Qué tiene su hermana?
-Alergia, ella
Por un momento la mujer perdió el conocimiento.
-¡Vuelva!- ordenó el médico. -Despierte: ¿puede decirme el teléfono de su hermana?
-En, en mi cartera... Silvia...
Escuchó al joven médico hablar de nuevo por la radio.
-UCI móvil a central, localicen a Silvia García en el 639 407 251. Repito, 6 3 9 4 0 7 2 5 1. Silvia García. Es la hermana gemela de la herida que llevamos. Estaremos ahí en cinco minutos. Vía libre para quirófano de urgencias con personal listo para intervención. Recuerde: código tres.
Sara pensó en la voz del médico. Era una voz muy agradable. Joven y firme. Cálida. Una voz que invitaba a la vida, que envolvía y protegía. Sintió el traqueteo de la camilla al bajar de la ambulancia y, con los ojos cerrados, esbozó una sonrisa al oírlo: -Hasta luego, Sara. La dejo en buenas manos. Pórtese bien. ¡Cuando salga la estaré esperando!
Respiró serena con la mascarilla en su cara y de inmediato se hundió en un profundo sueño poblado de imágenes fragmentadas de lo ocurrido aquella tarde. La voz y la cara del hombre que la apuñaló. Su mirada. No entendía. Ni siquiera le había robado. La miró y le asestó una puñalada tras otra como si la conociera, murmurando ininteligbles palabras y clavando con rabia la navaja. Con mucha rabia, con la misma que se derramaba de sus ojos oscuros que la miraban fijamente. Sus ojos inolvidables hincados en su cara. Sus ojos, los mismos ojos que se asoman ahora sonrientes y la miran desde el marco verde del uniforme de quirófano. Los ojos con los que la mira el médico que acaba de salvarle la vida. Los mismos. Idénticos. Gemelos.
9 comentarios:
Buff, pensaba que no iba a poder salvar la vida por tener el asesino los mismos ojos que el doctor. ¡Qué pesadilla!
Ahora bien: ¿qué papel tiene Silvia en el relato?...
(En cualquier caso, describes muy bien la angusia del momento).
Si, el relato, angustioso es ta real que pareces ir en la ambulancia, el final fantastico, y creo que la alusión a la hermana, es por el grupo sanguineo, dado que el A (-) es muy raro y suele ser el mismo en gemelos identicos y de alguna forma lo hila con el final, me ha encantado Izaskun.
Un abrazo fuerte.
Sobrecogedor, muy buen relato, perfectamente narrado, las escenas de la ambulancia son muy visuales y esa dualidad de lo bueno y lo malo en forma de ojos es muy acertada. Me ha gusto mucho. Un abrazo.
Izaskun, otra vez llego tarde a los comentarios pero coinsido enteramente.
Sólo podría añadir que el símbolo de los gemelos con la paradoja de la existencia es fascinante. La misma mirada se confunde con el odio o la rabia; una para acabar con la vida y la otra mirada para salvarla. porqué?, por impulso.
Una realidad con su paradoja o si se quiere su contrario similar.Y aunque parese un juego de palabras,
no lo es, la existencia tiene su gemelo.
Exelente Izaskun, economía en la descripción, rítmo escenico y contenido ambiguo.
Un abrazo sin paramédico.
Sergio Astorga
Muchas gracias a todas, y a Sergio, por leerme y comentarme. Como saben no soy escritora, ni filóloga, pero adquirí la costumbre de garabatear cuadernos con sensaciones y ahora tecleo por aquí (sigo escribiendo antes sobre el papel). No sé explicar bien el sentido de Silvia, Mega, se me hizo necesaria por el grupo sanguíneo, porque sí creo que tenemos una otra y porque la mirada rabiosa del asesino podía estar destinada a ella y no a Sara. No sé, se me apareció sobre la marcha supongo que porque la dualidad entre hermanas gemelas es una de mis obsesiones.
Un abrazo.
Querida Triana, gracias por tu comentario. Cuando lo escribía me acordé de tu profesión y me dio algo de miedo estar introduciendo errores de bulto. Sé que uno debe informarse cuando escribe de un tema, pero en mis obsesiones quiero sacar angustias que me persiguen y... Mi grupo sanguíneo es mucho más vulgar y no tengo gemela, pero sí he estado en ambulancias (delante y detrás). Como muy bien dijieste la aparición de Silvia es sobre todo para que la llamen de cara a las transfusiones.
Muchas gracias por tu apoyo constante.
Un abrazo desangustiado.
Izaskun
Maribel, me siento profundamente halagada por tu comentario. Como sabes por mis vistidas, cada vez más frecuentes, me gusta mucho cómo y sobre qué escribes. No sé si está bien contado pero quería en gran medida llegar a lo que me dices: la dualidad, la semejanza en opuestos, lo sojos.
Un abrazo.
Izaskun
Sergio, intuyo esas relaciones gemelas, a veces tangenciales, siempre angustiosas para mí. Gracias por tu comentario, muchas. Gracias porque eres, lo sabes, uno de los motivos por los que me obligo a escribir.
Abrazo profundo.
Izaskun
El relato me pareció muy bueno, pero me despistó que dijeras que la hermana tenía alergia, como si fuera una pista falsa, pero lo mismo no lo entendí bien.
Abrazo grande
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