Ana, Adalberto y Tomás son, además de mis niños maestros diarios, unos lectores asombrosamente constantes (lo que no significa, evidentemente, que no tengan baches en su constancia ni, muchísimo menos, que pretenda yo en ellos cualidades excepcionales de tipo alguno). Tienen libros para leer y leen.
Hoy Tomás (a la izquierda) se quedó solo conmigo en casa por motivos de salud (la de él) y de mimito (los mutuos) y estuvimos haciendo un repaso memorístico de los libros que ha leído este trimestre. Nos aburrimos pronto y pasamos a las manualidades diversas, pero en los minutos de recuerdo anoté:
Mesa trágame, de G. Keselman (edelvives),
La noches de las tortugas, de L. Grondona (tándem),
Maisy en Nochebuena, de L. Cousin (serrés).
El desastre de C. Franek (ekaré),
La tortuga que quería dormir, de R. Aliaga (OQO),
Mamá no sabe mi nombre, de S. Williams (sm),
¡Soy el más fuerte!, de M. Ramos (corimbó), Numeralia, de J. Luján (FCE),
Guyi Guyi ,de Chi-Yuan Chen (thule), Buenas noches Samuel, de M.L. Gay (ekaré),
y ¡Qué chaparrón!, de Raquel Saiz (OQO).
El libro de Raquel Saiz es uno de los que ha entrado en casa en las últimas tandas de crisis materna ante crisis global y necesidad de hacer acopio de libros para que el cerebro florezca y. El libro (álbum ilustrado) está editado por OQO que es, para mí, una de las mejores editoriales de infantil juvenil que hay en este país. La editorial tiene su sede en Pontevedra y desde allí se distribuyen excelentes textos editados en diversos formatos de tapa dura con fantásticas ilustraciones. Además esta editorial tiene, a mi parecer, una más que buena relación calidad precio (en torno a los 11€) que nos permite a los adictos pertrecharnos de libros. Hoy, esperando no incumplir demasiadas leyes, quiero brindarles la copia del texto de Raquel Saiz que, siendo magnífico, se queda cojito sin las ilustraciones de Maja Celija, por lo que les recomiendo que lo compren o lo consulten en alguna biblioteca (¡en esta isla todavía no entra OQO en las bibliotecas públicas, pero todo se andará).
¡Qué chaparrón!
texto de Raquel Saiz.
Hay días
en que las leyes de la naturaleza no funcionan.
Aquel día,
el señor Manolo se levantó
como todos los días.
Se lavó la cara,
se colocó el pelo alrededor de la calva
y se peinó el bigote...
Como todos los días.
Como todos los días,
desayunó,
y se puso el mono.
Como todos los días.
Como todos los días,
caminó muy contento hacia su trabajo.
Estaba un poco nublado,
pero no le importó
(al señor Manolo le gustaba la lluvia).
Empezó a llover
y la gente se arremolinó
en la entrada de las tiendas.
De repente...¡cayó una!
¡PLAF!
Iba vestida de rosa,
(...)
y aquí lo dejo esperando que les pique la curiosidad.
Raquel Saiz y Maja Celija, ¡Qué chaparrón!,
OQO editora, Pontevedra, 2008.
12 comentarios:
Hola. Me encantó el fragmento de ¡Qué chaparrón! Los niños tienen cara de pingos. Qué maravilla que sean lectores. Un abrazo.
PD. Migraciones en camino
Izaskun, así con las multiples caras de Miriam de fondo, te digo que hoy hay fiesta plaf!, hasta un circo, pum!, sin domadores, un poco pensando en los grandotes y en mis amogigos tres Ana Adalberto y Tomás.
Hay días cuas! que son de risa o de prisa ton! ya me voy si, que llego el chaparrón on!
Abrazos a los lectores tres.
Sergio Astorga
ZAS! También para ti Izaskun.
Como dice Sergio, estamos de fiesta, circo, leones elefantes en circo de tres pistas con la Jirafa Pilar y los pavos reales de Maribel, llega la ¡¡plaf!! y la ternura cobra vida.
Esos tres "enanos" tienen mucha suerte.
Un abrazo con sonrisa.
Hola:
llegué aquí porque viniste, muchas gracias.
Me ha encantado el fragmento. Ya no tengo niños cerca, no obstante conservo y sigo leyendo todo lo que les puse delante porque, de vez en cuando, no viene mal un retorno a lo mejor de nuestras vidas; en mi caso la infancia de mis hijas, mis verdaderas maestras.
Un abrazo, desde la Enterprise.
Qué bueno, Izaskun, que a tus hijos
les guste tanto leer, bella familia. Me has hecho recordar a la niña que hubo en mí, también me encantaba leer, pero está claro que es una afición difícil de inculcar, tiene que nacer de uno.
Y por cierto, ¡PLAF!, si que me ha picado la curiosidad.
Un abrazo de sábado.
Querida Miriam, sí son afortunadamente traviesillos (empezaré a usar pingos aunque el DRAE sólo parece admitirlo para México) y muy lectores y vividores estos niños. El relato es muy muy bello y carente de lógica adulta y las ilustraciones de las buenas.
Un beso.
Izaskun.
Sergio, abrazados y felices quedan tus tres amigos dichosos de tanto animal contento y colorido. La serpiente en primer plano se ha convertido en historia para considerar ellos qué hace en el circo esa viborilla. El relato que semicopio es muy lindo y las ilustraciones estupendas.
Un beso, ¡ay! abrazo con música de payasos.
Paf.
Izaskun
Querida Triana, coincidieron las fiestas que también nos muestras en tu blog y los pequeños disfrutaron de lo lindo. En el fondo creo que la afortunada soy yo.
un abrazo.
Izaskun
Bienvenida a esta deriva terrestre Hipatia. También yo considero a mis hijos mis mejores maestros y aunque crecen y crecen yo sigo leyendo cuentos y visitando tus animales también felices (el oso los dejó tiesos).
Un abrazo.
izaskun
Gracias, Maribel, por tu amable comentario. El cuento es, sí muy bonito y la solución al chaparrón muy bella. Supongo imposible inculcar la lectura pero por ahora la nave va. Habrá crisis, como seño lo sé, y tendré que respirar hondo.
Un abrazo.
Izaskun
No dejo de sorprenderme cada día que encuentro entre tus letras, parrafos que parecieran escritos o pensados por mi.
"... es uno de los que ha entrado en casa en las últimas tandas de crisis materna ante crisis global y necesidad de hacer acopio de libros para que el cerebro florezca... " jajajaj... Izaskun, que bien has definido el tema.
Ya ves hay a quien le da por comprarse modelitos ante una crisis y a nosotras al parecer, nos da por empeñarnos en empapelar la casa de torres y torres de libros, que por lo menos en mi caso, como las paredes no empiecen a ceder, me van a provocar serios problemas...
Me has recordado los años en los que leía con mi hija todas las tardes, cuentos, relatos, comics... un maravilloso entrenamiento para su futuro.
Y toda esa semilla cala muy profundo, no cabe duda, aunque después en la adolescencia parezca que de pronto han olvidado cuanto les enseñamos, cuanto aprendieron de todos esos libros.
Un beso Izaskun
Sí tenemos defectos comunes tú y yo, Pizarr. Sé por experiencia laboral que en lal adolescencia parece haber caído en saco roto todo lo que intentamos enseñar a nuestros hijos. ¡Espero soportarlo como madre! Mi aspecto ya se está resintiendo de esta manía y mis paredes están sepultadas tras los libros, pero en este sentido soy una auténtica viciosa.
Un besote para ti y cuídate mucho.
Izaksun
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