domingo, 5 de julio de 2009

GATO CALLEJERO

Mi hijo Adalberto, el mayor de la casa con sus ocho años de octubre, autor del dibujo en ceras blandas que aparece debajo en el que tras el estereotipo de casa, y sobre ella, aparece el volcán, me ha pedido que ponga aquí un pequeño cuento que acaba de escribir. Acepto, y mientras se va con su padre y Tomás a comprar el queso y las flores de la semana en la recova yo me dedico a teclear su cuento. Es un cuento de calles y gatos, dos elementos imprescindibles de mi vida y de la de mis hijos por ahora, un cuento escrito en pequeña fichita porque Adalberto gusta de los formatos pequeños y de quitarme, perdón, compartirme, el material de trabajo y estaba yo con las fichas intentando una combinación en Fa cuando decidió que debía escribir y sintió la imperiosa necesidad de hacerlo en esas fichas porque si no carecería de sentido y no habría reto ni tendría gracia y... mamá se está enrollando... este es el cuento:





EL GATO CALLEJERO,
un cuento de Adalberto Bencomo Legarza
Había una vez un gato callejero que un día se encontró a un gato doméstico, el gato doméstico invitó al gato callejero a su casa y cuando los dueños se enteraron, echaron al gato callejero a la calle de nuevo, a su casa, el gato callejero se quedó muy triste. Pero por el camino hizo unos nuevos amigos, y al final el gato doméstico fue a vivir con él.
Y creo que debo puntualizar, por si hay maestros a la vista que revisé la ortografía a petición del autor (no había puesto casi ninguna tilde), me planteé y decidí no revisar los signos de puntuación (no creo que los míos sean mejores y prefiero que el niño respire libre el tiempo que pueda), en un primer momento el cuento terminaba en el único punto que hay antes del final pero un comentario mío sobre la tristeza provocó el añadido. Adalberto es, como todas y todos, un universo complejo. Y yo sigo teniendo miedo.
















































25 comentarios:

Tuti dijo...

Si lo corrigieras ya no sería suyo (él), perdería su frescura.

:-)

javier lópez dijo...

A mi hijo Saulo (5 años) y a mí (44) nos ha gustado mucho el cuento de Adalberto. También el dibujo de la casa con sombrero de volcán.

Que siga. Nos encantará seguir disfrutando de sus creaciones.

Saludos.

TORO SALVAJE dijo...

Me gusta el cuento.
Me gusta su trasfondo.

Felicidades para Adalberto.

Besos.

Lena yau dijo...

Cuando damos a luz, nacemos bebés y miedo.

La Maternidad y el temor (a veces terror, pánico) están asociados de forma indisoluble.

Pero también el sexto sentido que suele ser muy sabio.

Por eso sabes dejarlo respirar libre, sabes (aunque dudes) que tu guapísimo Adalberto debe hacer el camino de los puntos y de las comas, solito y sin prisas.

El cuento es precioso y el dibujo también.

Y tú muy generosas por compartirlo con nosotros.

Gracias, Izaskun!

Me voy llena de ternura!

Un besito para Adalberto y otro para ti!

:)

LA ZARZAMORA dijo...

Me gusta el dibujo y el cuento de Adalberto, sin lugar a dudas es ya un pequeño complejo universo. Pero ese pàjaro augura mucha libertad...
Felicîtalo de mi parte.

Besos, querida Izaskun

Gemma dijo...

Me parece genial que, por su parte, ese volcán haya decidido hacerle compañía a la chimenea para que no saque su humo tan triste y sola. ;-P

Felicidades, Adalberto, por tan precioso relato.

(Marramiau!)

iliamehoy dijo...

Ese final añadido, para apaciguar la tristeza de mamá, me ha parecido un regalo precioso.
Es un final que abre la puerta a la esperanza de que todo puede cambiar ...incluso a mejor.
Una sonrisa abrazo

Isabel Barceló Chico dijo...

Un cuento precioso. Y muy realista en el primer final que le dio Adalberto. Pero yo, como madre, te comprendo y entiendo que le hicieras una reflexión que le llevara al añadido. Me hubiera dado mucha pena que él se quedara triste. Felicidades por este artista plástico y literario que tienes. Besos.

Juanma dijo...

¡¡¡Pero bueno!!! ¡¡¡Me ha encantado el relato!!! Tiene ese final que debe tener todo texto corto: el vuelco, la sorpresa, lo inesperado.

Y bien por no puntuar, todo le irá llegando a él, ay.

Sí, qué complejos son...comparto el miedo contigo, y eso que el mío sólo tiene dos años y medio.

Besos.

Maribel Romero dijo...

El título del post me llevó a hacer un alto en el camino para asomarme a tu ventana, porque nosotros también tenemos, desde hace meses, un gato callejero en casa, por tanto ya no sé si es callejero o doméstico. Me inclino a pensar que sigue siendo callejero. Me ha encantado el cuento. Cuando tenga por aquí a mis hijos les invitaré a leerlo, sobre todo al pequeño, Javier, que también escribe y pinta mucho y bien, como Adalberto.

Un beso para ti y otro para el artista.

Missbook asg dijo...

rebueno, jajaj, me gusto q fuera de un gato, jjj

ybris dijo...

Dale un abrazote a ese muchacho.
Amenaza con escribir estupendamente y encima sabe en qué momento los amigos valen más que la propia comodidad.
Es como saber cuando marchar y cuando quedarse.
Más para enorgullecerse que para temer.

Besos.

Anónimo dijo...

adal tu cuento es muy bonito sigue asi pero deja que tomas haga uno.

Anónimo dijo...

adal tu cuento es muy bonito sigue asi pero deja que tomas haga uno.

Librería de Mujeres Canarias dijo...

Adal tu cuento es el mejor

-----
Tomás

ana dijo...

tomás haz un cuento por favor.

Marisa Peña dijo...

Este niño apunta maneras, sí señor.es un excelente microrelato y él un filósofo excepcional.(Y es que con esa madre...) Besos a los dos guapa.

Malvada Bruja del Norte dijo...

Me gusta el cuento, porque me gustan los gatos, que son independientes y con ideas propias, y a veces cuando les apetece son cariñosos como los que más...es curioso que justo tu hijo haya escogido un gato como protagonista...no creo que se casual. En cuanto al dibujo, te diré que la composición es muy equilibrada (la casa en el centro y dos árboles, uno a cada lado). Es brillante y creativo y da cariño cuando considera que tiene que darlo (ha dibujado un trocito de sol, esquinado, pero esa esquina es grande y brillante. Y unas ventanas azules (a las que creo adivinar cortinas), y una chimenea que dice de él que le gusta el confort.

Sinceramente, no tienes de qué preocuparte, es un niño como pocos hay hoy.

Un besazo a ambos!

Sergio Astorga dijo...

Izaskun, es deslumbrante el ser doméstico y el ser libre, oposición que por primera vez tiene un desenlace congruente, el gato doméstico asume su independencia.
Mis felicitaciones a mi caro colega Adalberto, que ejercita sus musculos literarios y plásticos en buena hora; a la maestra Izaskun, el buen oficio de no castrar las libertades antes de tiempo.
Un abrazo desde mi calle.
Sergio Astorga

Mónica dijo...

Vaya: Un cuento precioso y además con Moraleja. ¡Felicidades Adal! y ¡Felicidades Mama!

Librería de Mujeres Canarias dijo...

A todas y todos muchísimas gracias. No contesto de forma individual para no aceptar que el niño tuvo más comentarios (y todos positivos) que yo. Agradezco en serio porque los pánicos maternoso son muchos y la educación una extraña tarea en la que participan todas las vísceras. De verdad gracias, Adalberto está muy contento y seguirá por ahora pintando y escribiendo.
Besos.

Lauren Mendinueta dijo...

Una maravilla de historia. Tiene el talento puro de su ocho años. Me alegra que haya escrito la frase final. Es perfecta. Abrazos veraniegos,

Librería de Mujeres Canarias dijo...

Muchas gracias por la visita, LAuren. Caluroso verano este. Un beso,

Triana dijo...

Izaskun, está claro que Adalberto, lleva tus genes en los que la impronta principal, es la ternura y la bondad, el relato es fresco y encierra en esas pocas lineas una magnifica moraleja.
El final inducido le pone el broche más acertado.
Un beso grande para esa belleza de niño y un abrazo fuerte para tí.

Cachalote dijo...

¡Hola Adalberto! Gracias por el cuento y el dibujo, son muy bonitos. A mí me encantaba escribir cuentos, tengo un montón de ellos guardaditos y llenos de dibujos. ¡Sigue así!

un saludo *