Un hasta luego, un saludo, una despedida más para perpetuar el intento de ser, para estar, para decir, para.
-Adiós. Me voy
-No dejaré que te vayas
-¿Y qué harás para retenerme?
-Me pegaré a tu espalda como garrapata necesaria.
-Bonita dependencia, pero ya tengo vampirillos propios. ¿Se te ocurre algo más?
-Me prenderá a tu cuello como gargantilla sostenedora.
-Tengo el cuello corto. ¡Lo siento!
-Seré ancla de tus pasos.
-Fondeada buscaré la deriva.
-Me pegaré a tu pecho
-(....)
-,sostendré tu respiración
-(...)
-, me pegaré a tus pisadas
-(...)
-estaré en tu sombra
-(...)
-estaré
-(...)
-estaré
-Me voy
-Adiós
-Silencio
Se suspende el tiempo y la palabra en espera del Cachalote sincero
4 comentarios:
Que ese saludo sea estación que prolongue tus ganas de estar.
Un abrazo
Izaskun, un nuevo aquí, esperándote. El cuello corto y los sueños largos.
¿Que no miras que te espero?
A mí me gusta decir: nos vemos. Es una forma muy mexicana de decir: no sé cuándo, no sé cómo, el tiempo se estira al antojo, pero nos vemos, en lo real o en lo irreal.
El silencio siempre nos envuelve. Es nuestra cobija.
Nos vemos.
Aquí el abrazo.
Sergio Astorga
Lo será, querido Arruillo, porque N. existe, porque las letras vuelan, porque las ganas no cesan.
Un beso,
IZaskun
Nos vemos, Sergio hermano, seguro, siempre, en cualquier esquina. Nos vemos.
Un abrazo verde y lleno de enfados que no te son.
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