Escribir viene a ser lo contrario de hablar; se habla por necesidad momentánea inmediata y al hablar nos hacemos prisioneros de lo que hemos pronunciado, mientras que en el escribir se halla liberación y perdurabilidad -sólo se encuentra liberación cuando arribamos a algo permanente-. Salvar a las palabras de su momentaneidad, de su ser transitorio, y conducirlas en nuestra reconciliación hacia lo perdurable, es el oficio del que escribe.
Fragmentito del libro de María Zambrano, publicado por Alianza Tres, Hacia un saber sobre el alma.
No puedo evitar que Zambrano sea, en escritura, mujeridad, trayectoria vital y literaria una guía en mí.
1 comentario:
Precioso fragmento.
Un saludo
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