sábado, 20 de diciembre de 2008

HISTORIA DE LA RESURRECCIÓN DEL PAPAGAYO, Eduardo Galeano.

En una de esas editoriales fantásticas de las que la trastornada que soy se haría coleccionista, en libros del zorro rojo, compré hace unos días para compartir con mis hijos un relato de Galeano ilustrado por Antonio Santos. El texto, originalmente publicado en Las palabras andantes (1993) está aquí, en su aislamiento, convertido en un bellísimo canto a la vida. Lo copio porque nos gustó mucho a Tomás y a mí y porque quiero que lo lea Pizarr.
Para ti Pizarr, desilustrado pero sentido, este cuento de Eduardo Galeano y la seguridad de la resurrección.
HISTORIA DE LA RESURRECCIÓN DEL PAPAGAYO
Eduardo Galeano
El papagayo se cayó en el olla que humeaba.
Se asomó, se mareó y cayó.
Cayó por curioso, y se ahogó en la sopa caliente.
La niña, que era su amiga, lloró.
La naranja se desnudó de su cáscara
y se le ofreció de consuelo.
El fuego que ardía bajo la olla
se arrepintió y se apagó.
Del muro se desprendió una piedra.
El árbol, inclinado sobre el muro,
se estremeció de pena,
y todas sus hojas s efueron al suelo.
Como todos los días, llegó el viento
a peinar el árbol frondose; y lo encontró pelado.
Cuando el viento supo lo que había ocurrido,
perdió una ráfaga.
La ráfaga abrió la ventana,
anduvo sin rumbo por el mundo
y se fue al cielo.
Cuando el cielo se enteró
de la mala noticia, se puso pálido.
Y viendo al cielo blanco,
el hombre se quedó
sin palabras.
El alfarero de Ceará quiso saber.
Por fin el hombre recuperó el habla,
y contó que el papagayo se había ahogado
y la niña había llorado
y la naranja se había desnudado
y el fuego se había apagado
y el muro había perdido una piedra
y el árbol había perdido las hojas
y el viento había perdido una ráfaga
y la ventana se había abierto
y el cielo se había quedado sin color
y el hombre sin palabras.
Entonces el alfarero reunió toda la tristeza.
Y con esos materiales, sus manos
pudieron renacer al muerto.
El papagayo que brotó de la pena
tuvo plumas rojas del fuego
y plemas azules del cielo
y plumas verdes de las hojas del árbol
y un pico duro de piedra y dorado de naranja
y tuvo palabras humanas para decir
y agua de lágrimas para beber y refrescarse
y tuvo una ventana abierta para escaparse
y voló en la ráfaga del viento.
El papagayo renace en palabras de Eduardo Galeano basadas en una leyenda del noreste brasileño. De la pena, de las pérdidas causadas por su ausencia surge nuevo el papagayo de las manos del alfarero. Como debe ser. Como fue. Como nosotros. Mis palabras, hoy, para Pizarr.

7 comentarios:

PIZARR dijo...

Jooooo... Izaskun... no tienes ni idea de lo que las letras de Galeano que hoy me regalas han significado para mi en este momento.

El jueves tuve uno de los días más tristes de mi vida y es que la enfermedad de mi hija ha sufrido un duro revés.

De pronto me hundí, como creo nunca lo había hecho. Hoy empiezo a intentar ser yo de nuevo. Necesito hacerlo para poder seguir.

Estas letras me llenan de esperanza. Seguro que como siempre, como el papagayo, renaceremos de nuevo.

Mil gracias por pensar en mi como lo haces. A pesar de que no sabías lo ocurrido el jueves.

Un beso y un abrazo inmenso, con todo mi corazón.

Raquel T. dijo...

Pero qué estupendo relato nos regalas, Izaskun, y, en especial a Pizarr, pero qué estupenda sois tú y tus sentimientos, que rebosan por todo el post... Hoy no tengo mejor palabra que decirte que "Amiga" y ningún gesto mejor que ofrecerte que el de quitarme el sombrero...
Abrazos para una reina que no deja de serlo, y un también fuerte abrazo para Pizarr, acompañado de mucha luz y ánimo.

Sergio Astorga dijo...

Izaskun, si me permites hoy mi comentario y mi deseo es para Pizarr.
Espero que una pluma de papagayo roce tu frnte y puedas sentir alivio y fuerza, tus malos momentos, a la distancia, tambien son nuestros.
Un abrazo que te acompañe.
Sergio Astorga

Librería de Mujeres Canarias dijo...

Querida Pizarr, no sé qué sentido nos ayuda a captarnos a través de las pantallas ni de las ondas pero sé que lo que te dedico es un profundo deseo de que renazcas desde todas nuestras tristezas y te refuerces.
Un abrazo en la ráfaga del viento.
izaskun

Librería de Mujeres Canarias dijo...

Querida Raquel, el sombrero me lo quito yo ante tus poemas y tu capacidad para levantarme del desánimo y remeterme en la vida.
Gracias, princesa.
Un abrazo con la ventana abierta.
izaskun

Librería de Mujeres Canarias dijo...

Querido Sergio, no sólo te permito sino que ete acompaño en el abrazo a Pizarr y la insistencia en que sus dolores pese a la distancia se hacen nuestros y en la petición de todo lo mejor para ella.
Gracias por todo.
Un abrazo con todos los colores de la tristeza.
izaskun

FDA dijo...

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