ÁNGELES SIN GUARDAR

Yo, Izaskun Legarza Negrín, hace tiempo mayor de edad, madre de dos niños que intento educar, tía de la niña Ana más libre que la Tierra ha dado, mujer depresiva, profesora exiliada, desastrosa ama de casa. Yo, digo, pese a la edad y los kilos, aunque resulte improcedente declaro que:

-amo el mar tanto como lo temo y me gusta siempre andar descalza,

-adoro a J.S. Bach y a mi compañero sufrido, y a ninguno de los dos les dedico el tiempo requerido,

-alabo a mis amigos menos de lo que se merecen y me gusta agradecerles públicamente,

-añoro a mi hermana, a mi madre y a mi niña Ana desesperadamente,

-aspiro a mejoras sociales y me permito soñar con un mundo más justo,

-abomino de mí al menos tres veces cada día,

-admiro y quiero con toda la pasión que me cabe y así me he puesto,

-acepto a duras penas mis muchas limitaciones y, por si fuera poco,

-soy adicta a regalar y, de pronto, recibo agasajos que me sobrepasan.

Y hoy voy a mostrar el principio de uno de esos regalos que me hacen sentir que no estoy sola, me saltan las lágrimas de emoción incontenida, me dibujan una sonrisa infantil de merece la pena... Es un regalo muy especial que me enviaron mis queridísimos amigos, sólo por esta vía conocidos, Helena, Antonio y Sergio. Es, tengo el privilegio de mostrarlo en primicia, un cuadernillo que para mí realizó el pintor-poeta-escritor-amigo Sergio Astorga para mí (!sí!) y que lleva el inmejorable título de Ángeles sin Guardar.

Muchas, muchísimas gracias, Sergio.

ÁNGELES SIN GUARDAR

de Sergio Astorga