Inés entró en el colegio en aquel parvulitos donde me dejé el pellejo. En el grupo de Pablo y de Aina también Inés. Pequeñita, siempre con la mirada atenta y dulce, obediente y nada sumisa, Inés. Ejemplo viviente de que no por ser únicos son repelentes los hijos, Inés ha sido desde hace diecinueve años un referente obligado para mí. Y con ella, por ella, también su madre y su abuela.
Inés se me presentó, desde muy pequeña, niña toda suave determinación. Enfrentaba los problemas con salidez de arugumentos a los cuatro años, se frustraba y lloraba, pero siempre seguía. Y siguió firme siendo adolescente con olor de patchuli en tiempos de colonias con nombre propio, con faldas de rastrillo entre compañeros con marcas deportivas, con lecturas políticas en desuso, abriendo camino Inés. Muchas veces soñé poder vivir con ella la juventud que tan ejemplarmente disfrutó, sin perder trenes, sin renuncias por moda. La envidié, sí, creo que sanamente porque Inés, con Aina, con Pablo, me ofrecieron nuevas versiones de mi ser. Me engrandecieron. O eso creo.
Me recuerdo en las insoportables sesiones de claustro(fobia) defendiendo que sí se puede estudiar y pensar haciendo uso frecuente de un ordenador, que no es la máquina la "culpable", que no es la "técnica" mala en sí misma. Hacía yo mi discurso y siempre estaba el compañero dispuestos a inquirir -sí, Izaskun, bonita teoría, pero ¿puedes decirme algún alumno que se pase estudie con el messenger abierto y estudie bien?. Y sí podía, sí, porque era el caso de Inés. Y entonces se hacía el silencio. Un silencio denso, de esos en que la electricidad traza dibujos visibles y las miradas que se cruzan deben esquivarse para sobrevivir. El silencio de la impotencia, porque nadie podía decir que no fuera extraordinaria alumna, Inés, y sin embargo... defendía Bola de Dragón y podía contarte episodios enteros, iba todos los miércoles al cine con Aina y había visto todo tipo de películas, estudiaba alternando lecturas y respuestas en chats y era hija única y solidaria. Rompiendo esquemas, pronto empezó a decirme que se sentía más cercana a los anarquistas que a Marx. Y nos queremos igual.
¡Tantos recuerdos! Para celebrar un día ocho de marzo en la escuela Inés y Aina prepararon una pequeña obrita teatral sobre el papel de la mujer en lasl distintas etapas históricas (desde la prehistoria). Escribieron el guión (aun lo conservo), fabricaron de cartón el teatrillo y escenificaron. Las marionetas-actrices eran barbies de la excelente colección que Inés posee (si vieran a la barbie mujer-maltratada). Una pena que los adultos no diéramos más importancia a aquellos trabajos creativos. Ahora sólo quedan en nuestra memoria proyectos que debieron haber sido recogidos en memorias colectivas. Pero así es parte de la historia.
¡Tantos buenos momentos! Inés es hoy socióloga. Siempre me visitó mientras estudiaba la carrera y me prestó apuntes de los profesores que consideraba buenos, y me compartió clases en la escuela. Siempre me ayudó. Hoy es ella la experta en población que yo no llegué a ser, y trabaja en estudios de diásporas asiáticas, y me cuenta. Hoy está de nuevo en la isla (en la actualidad vive en Madrid) y sé que pronto la veré, y que aprenderé y que me sentiré querida.
¡Tantos miedos! Y siempre apoyando, Inés.
Gracias, niña determinada. Gracias a tu madre por confiar en mí. Gracias a tu abuela. Gracias, muchas gracias a ti.
26 comentarios:
Bonito homenaje, pero recuerda Izaskun que si te sigue visitando, si aún conserva el vínculo contigo, es porque tu también le aportaste algo valioso...Y es que no con tod@s los profesores, se puede dialogar de las lecciones del programa además de la VIDA. Olé por las dos!
Gracias Bruja Buena. Sí, supongo que todas las aportaciones son de algún modo de ida y vuelta. Para mí es importante que sepan las deudas que siento.
No sé por qué.
Un abrazo
Me llegô al alma tu relato, es cierto, que en esta profesiôn, donde a menudo, esos viajes de ida y vuelta, son escasos, cuando se produce esa odisea, y vemos realizar esos sueños, haberles aportado algo, y ellos a nosotros, nos invade ese sentimiento que de manera, delicada y sutil, describes.
Un abrazo
Izaskun, sembrar en tierra fertil es la mejro manera de alimentar algunas utopias.
Un abrazo de semana mayor.
Sergio Astorga
Bonito homenaje y bonitos sentimientos los tuyos...
Saludos desde Irlhadia!
Millones de gracias por tu comentario, eva luciérnagas y zarzamora. Me gustan las aportaciones mutuas, las idas y vueltas, los ciclos... eso que luego les dio por llamar feedback. Tuve la suerte de encontrar niños que me hacen sentir viva.
Gracias, muchas, por tu visita.
Gracias, Sergio, por tu abrazo perfecto. Ahí me diste, porque lo que una quisiera sería sacar algo de tierras no tan férticles, pero...
Un abrazo gripal.
Gracias por la visita, Beeril. Fui a Irlandhia y me metí en la maleta.
Un abrazo
Descubrirte fue un abrazo a la ternura, a la inteligencia a las ganas de leerte una y otra vez.
la capacidad de comunicación es un don que clama a la belleza.
Una sonrisa
Muy linda homenaje. Nosotros tenemos siempre alguna cosa de muy bello. Por eso hay que saber esperar.
Adoé tu postajene.
Abrazos,
Querida Izaskun, el parvulitos donde dejaste el pellejo no solo te llena de orgullo a ti. Somos muchos los que tenemos que agradecerte esa llegada tuy tan oportuna a tu isla natal, y esa generosidad que derramas. Un beso. Amparo.
Un abrazo correspondido iliamehoy, que tus imágenes y textos ya forman parte de mis rutinas.
Muchas gracias por tu comentario.
Un beso
Muchas gracias por la visita, david santos, supongo que sí tenemos siempre algo bello aunque a mí suele costarme verlo. Pero paciencia tengo así que esperaré.
Un abrazo
Muchas gracias, Amparo. No sé si la vuelta fue oportuna pero me valió y los maravillosos niños con los que trabajé son parte muy querida de mí. Ustedes, pese a la distancia que me impongo, también son fundamentales en mi vida.
Gracias de corazón
Un beso
Izaskun falló el Reader, no me avisó, y mira que te dije lo de la fecha....
Te leo y alucino con Inés.
Que envidia me da.
Yo nunca fui así.
Besos.
Son esas Inés la que hacen de una maestra una buena maestra.
Un abrazo, Izaskun. Me alegra que os disfrutéis aún, después de tanto tiempo.
O no hubo una seño loca que te percibiera así, Toro Salvaje. Todos los niños son distintos y todos son magníficos. Después no sé qué hacemos.
Gracias por enseñarme lo de las fechas,
muchos besos.
Querido Dédalus, tiempo sí que ha pasado aunque ya sabes que veinte años no es nada, febril la marida y etcétera..
Gracias siempre por tus visitas, gracias por ti.
y besos.
la vida sorprende
nunca sabemos quién puede ser el maestro, de quién podemos aprender...
pero ahí está el factor intrigante, gratificante, sorpresivo, de la existencia
... todos alumnos y a la vez profesores en este torrente que nunca se detiene
un beso, Izaskun
Ser maestra debe ser un desconsuelo, viendo cómo el entorno estropea el trabajo. Pero la humildad debe enseñarnos a trabajar para porcentajes pequeños. Saber que si no hubieras estado ahí, Inés, todas y todos los Ineses, lo habrían tenido más difícil.
Una sola persona que haya encontrado en su maestra el rebote perfecto es ya un gran paso adelante. Enhorabuena a las dos.
Un torrente, Camille, que se llena de escombros pedregosos cuando el ánimo me decae, pero siempre un torrente para aprender si es con poetas de tu envergadura.
Gracias. Muchas gracias.
Gracias por tu reflexión, Nàn. Muy bien dices en relación a la decepción que provoca la realidad y la necesidad de conformarnos con pequeños porcentajes. Es doloroso comprobar que en demasiados niños otros entornos nos ganan la batalla. Me resulta frustrante, pero no por eso dejaré de intentarlo.
Un abrazo.
Realmente, mi reina, podríamos narrarnos no sólo por etapas, o por edades, sino también por personas. Tantas que llegan, tantas que se van para volver o para volver (a marcharse)... Encantada estoy con Inés, encantada estoy de tu vida con Inés: espero que disfrutéis del reencuentro y de todos los momentos y personas que os quedan por contar.
Abrazos para una reina de gran palacio y gran corazón...
Uno de cada clase, sería ya un éxito, a partir de dos, impresionante.
El desánimo es una trampa, ¿no?
Si mi vida fuera narrable por personas, querida niña princesa, serías tú protagonista incuestionable que si mi maternidad biológica fue plenamente buscada, mi adopción real desde mi identidad republicana ha sido mucho más que deseada. Gracias niña por estar siempre a mi lado. Me honra tu crecimiento y me fascinan tus letras. Gracias y miles de reales abrazos.
Una trampa muy bien camuflada, NáN. (Perdón que antes te tildé mal).
Gracias por el ánimo.
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