En silencio extraño me muevo y vengo para hacer sonar los cacharros y dejar una lista de títulos infantiles que algún amigo pidió y un trocito de felicidad que no soy yo.
En silencio una lista de libros para niños y niñas, grandes y pequeños. Una lista cortita, incompleta y personal que se basa en los gustos de mis hijos y que no sé cómo presentar porque me gustaría liarme a hablar de editoriales que considero mágicas (Lóguez, Los cuatro azules, Kókinos, Thule, FCE, Libros del Zorro Rojo y tantas, tantas otras) o de autores de textos e ilustraciones de los que me lo compraría todo sin pensar, o de temas que me parecen básicos o... Pero resulta que no quiero alargarme y que estoy obturada y silenciosa y entonces, por hoy, dos libros de ejemplo, a los que se pueden añadir, entre otros muchos, los que hace tiempo mencioné en los escritos de infancias compartidas.
El primer libro, de una de las editoriales citadas, Thule, y de uno de los autores de los que me lo tragaría todo, Antonio Ventura, lleva por título Cuando sale la luna y está ilustrado por Elena Odriozola. Es un librito de esos que uno mira y dice, qué lindo, qué pena que mis hijos ya sean mayorcitos y abandona a no ser que uno decida sentarse, leer, mirar, tocar, soñar y descubrir de nuevo que las cosas exquisitas, deliciosas, pueden ser así, pequeñitas. Yo, de verdad, lo releo, remiro, retoco y resueño siempre que enmudezco.
El segundo libro, de la también citada FCE, en su imprescindible colección de álbumes ilustrados A la orilla del viento está escrito e ilustrado por uno de esoso hombres que en mis sueños hacen de padre, de esposo, de amigo, de maestro. Es el libro de Oliver Jeffers titulado Perdido y encontrado y que es un canto inolvidable a la amistad. Tengo que decir que he regalado este libro más de cinco veces, la mayoría de ellas haciendo uso del que tenía en casa que después reponía, hasta que mi hijo Tomás (hoy siete años) me prohibió que se lo quitara más, ni tan siquiera por un instante. Tomás ama este libro hasta el extremo de que fue lo único que exigió llevar a Ecuador en nuestro traslado y yo, cada vez que lo leo, admiro su sensibilidad y me recreo en los mejores sentimientos, y lloro y me reencuentro.
Y esos son, por hoy, los dos ejemplos, y como la felicidad anunciada no era la mía les dejo aquí un poemita del segundo libro de micropoemas de AJO, editado por arrebato libros en 2009, que dice así...
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Te hiciste feliz de repente
como si no tuvieras otra cosa
que hacer en la vida.
Pues eso, queridas amigas y os, sean ustedes felices, que yo voy a meterme los dedos a ver si me desatranco. Besos.
Te hiciste feliz de repente
como si no tuvieras otra cosa
que hacer en la vida.
Pues eso, queridas amigas y os, sean ustedes felices, que yo voy a meterme los dedos a ver si me desatranco. Besos.
28 comentarios:
No! Los dedos no!
Eso tiene efecto rebote.
Deja al silencio estar.
Aparta la urgencia.
Aprovecha el mensaje del volcán inpronunciable:
(A veces hay que parar. Sin más.)
El silencio es un río subterraneo.
Dejalo correr y se abrirá tu voz a las palabras.
Sin prisas.
Besos, Izaskun divina!
Será que por de repente, la felicidad se me escapa... y no la reconozco en mi universo trabado; sólo cuando te leo intuyo que anda cerca.
Seguiremos tragando suave, para esperar que acontezca el desatranco, que el aire circule, sin necesidad de pase.
Una sonrisa
Que bien me hace leerte.
Me siento menos marciano.
Gracias.
Besos.
Si eso es lo que escribes cuando estás en silencio...no sé si habrá corazón que resista la hermosura de tu voz.
Ese trozo de vida encallado, ese atasco, querida Izaskun, es un padecimiento común compartido por muchos pero no por eso menos doloroso. Por favor, si encuentras el remedio también compártelo, aunque creo que después de escribir en silencio has conseguido que la felicidad fluya, al evocar al maravilloso Oliver Jeffers. Sigue regalándolo porque así regalas felicidad, pero ya deja en paz el ejemplar de tu hijo, porque no sé si el Perdido y encontrado que les llega allá es en formato grande o ya sólo el pequeño, en una caja muy hermosa, eso sí, con la trilogía de tan entrañable personaje (y autor).
Va un abrazo silencioso.
Todas tus entradas, querida Izaskun, son tan intensas, tan profundas, tan conmovedoras, que muchas veces después de leerte me quedo casi sin palabras para poder expresarte mi admiración y mi respeto. Genial entrada.
Un abrazo
Izaskun, bravo por el post. Muy bueno. Hasta me he quedado con ganas de escribir algo para chicos. Daré noticias.
Alejandro
Yo también enmudezco ante sus palabras silenciosas, alegrándome (mucho) de que precisamente esa felicidad que nos relata no sea la suya (la felicidad nunca está contra la acera). Y tomo buena nota de sus libros infantiles. No serán para los hijos, que nunca ya tendré, pero sí para esa invasora infantil que todavía a veces se rebela y sale a respirar a la superficie.
Feliz día del Libro, querida Izaskun y busca la felicidad precisamente allá donde despegamos del asfalto. Vuela. Las alas nos protegen.
Con permiso, Izaskun, aquí te dejo un micropoema de Freia. ;-P
VUELA
Busca la felicidad
precisamente
allá donde despegamos del asfalto.
Las alas nos protegen.
Gracias por las recomendaciones y un abrazo fuerte
"En silencio me muevo". ¡Bello!
Comparto con Toro Salvaje: contigo me siento más humana.
Muchas gracias, querida Canariza.
Besos
L.
Izaskun, las ráfagas de viento, que nos alejan del asfalto y nos dejan caer sin chocar. Las ráfagas Izaskun, en la tierra, no en el cielo, solo en la tierra.
Recomendaciones tomadas en nota.
Una ráfaga de abrazos.
Sergio Astorga
Eres el ejemplo más claro que conozco de una dionisiaca pura. Te cuesta, pues, disfrutar del silencio. "Arrebato" es, hasta en el nombre, tu librería ideal (muy cerca de mi casa). ¿Sabes?, soy amigo de Ajo, de cuando vivía con el Colis (también cerca de mi casa) y tenían un grupo magnífico llamado "Mil dolores pequeños". Fui uno de los que la animé a editar los micropoemas que recitaba en Radio 3. Te pondría un poema de su primer libro, pero siempre lo regalo, tardo en reponerlo y hay una palabra que no recuerdo bien.
Un abrazo de un apolíneo (no tan puro).
Querida Lena sabia, te hago caso y evito los dedos por evitar el rebote. Espero. Me duele la esquirla. Me raspa. Me espanta el sonido entrecortado que me brota. Y espero.
Un beso grandote y volador para ti y para el pez fruta.
O dos.
O.
Venga Ilia adorada, traguemos despacito que lo bueno será y tu sonrisa lo presagia.
Gracias siempre siempre niña de colores.
Un beso.
Bien me hace a mí, querido Toro, saberte siempre pendiente. Muchas, muchísimas gracias.
Besos (¿será que los dos somos de MArte?)
Querida María Jesús, tu bondad me hace sentir dichosa. Muchas, muchísimas gracias.
Besos.
Queridísima María Eugenia, el ejemplar casero de Oliver Jeffers está bajo buen recaudo con la firma de Tomás bien grandota (sigue siendo el grande de tapas duras el que conozco) y yo sigo regalando otros. Si consigo remedio para este atoramiento te lo haré saber, por supuesto. Por ahora noto que leerte me hace bien y que me explayo en la respuesta y sobrevuelo el silencio.
Un beso grandote,
En silencio pero menos.
Tu lista, sugerente.
La felicidad -que yo si creo tuya allá en el fondo- queda ya convocada por ese precioso micropoema que citas.
Debe de ser que en la vida no tenemos otra cosa que hacer más que ser y hacer felices.
Besos animosos.
Un bonito escrito con precioso
texto, un placer leerte.
feliz semana.
Querida admirada Carmen, tu apoyo a mis sentires y expresiones desborda mis mejores espectativas. No sabes (o sí) cuanto bien me haces.
Un beso,
Muchísimas gracias por tu comentario, adentros, y bienvenido a esta casa disparatada.
Un abrazo,
Querida Freia, soy más de sumergirme en los abismos que de lanzarme a los vuelos. Así evito también el riesgo de estallarme contra las aceras. Agradezco mucho tu comentario, tu visita y cada uno de tus gestos.
Un beso fuerte,
Gracias Gemma malabarista por el poema de palabras de Paz: ¡me encanta!
Y gracias, desde luego, por todas tus palabras.
Un beso grandote,
Querida Loba, más me gustaría ser animala que humana pero ahí vamos. Te quiero a toneladas.
Gracias por todo.
Beso.
Querido Sergio tu ráfaga me vapulea y me despierta a la vida en esta tierra.
Un beso silencioso.
No sé qué decirte Nano amigo. Por un lado me enrabieta que me veas tan dionisiaca y por otra me enorgullece aunque busco diosas femeninas en las que diluirme harta ya de modelos de hombre. Dionisiaca arrebatada por fuera... Ojalá. La librería la visité el día que compartimos terraza en tu Plaza y después fueron las Tres rosas y ahora pronto tendré que volver.
Gracias, Nano. Por todo.
Un beso sobrio.
Queridísimo Ybris me siento perfectamente analizada por tus palabras y me aferro a ellas como a la mano abierta de un amigo.
Todas las gracias,
Bienvenido a estas hojas, señor Ricardo y muchas, muchas gracias por sus palabras.
Un abrazo,
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