Para justificarme (¿de dónde me vendrá esa necesidad?) iba a explicar (ya lo estoy haciendo, siempre lo mismos, y dale con los paréntesis) que este texticulillo, que diría mi admirada Lilian Elphick, es fruto del desasosiego que me causa la balanza y quienes bajo este signo nacieron; que es un diálogo que pasa de cabeza a tecla sin más razón que lo sentido, que pretende ser un regalo para quienes como Sergio y Margarita mañana, que ya es hoy, nacieron; que se trata, una vez más, del debate ya menopáusico entre el amor y la muerte. Que sin más explicaciones rimbombantes, hablan así los platillos de la balanza en mi mente. Que gracias. Siempre.
Felicidades, niña soñada.
Felicidades, pintor admirado.
Diálogo de una balanza
- Necesito dormir para soñarte.
- Deberías despertar para vivirme.
- En mis sueños eres lago calmo que me acoge.
- En mis días océano imbatible rugiendo bajo acantilados de lava.
- Descanso en tu orilla, serena.
- Arrastro tu arena y la elevo.
- Estoy cansada de estar fuera.
- Y yo harta de tus miedos.
- ¿Acaso pesan más mis temores que tus escudos?
- Probemos.
- Pon en el plato tus motivos.
- Pon también tus pensamientos.
- Y dejemos que el fiel decida.
- A por todas.
- Vida.
- O muerte.
- Te necesito.
- Te quiero.
10 comentarios:
¡Soberbio, librera!
Guau, Izaskun, me quito el sombrero...
La eterna dualidad, Izaskun, y qué dificil resulta mantener el fiel recto, sin inclinación alguna.
Un abrazo
veo complementariedad en esos opuestos, creo que tienen futuro.. besos
Querida Condesita. Gracias de hígado por venir y escribir. ¿Cuántas le debo ya?
Un abrazo triste,
Ay! Mayte, que no, que mejor dejárselo puesto que hay protegerse del solajero.
Besitos.
Qué difícil, querido Arruillo. Cuánto.
Un beso,
No les queda otra, Ico, para que la balanza sea se necesitan los dos platillos.
Un saludo,
Es precioso...
Un abrazo.
Mi querida Izaskun, llego tardando, sigiloso, por el quicio, por la ranura que me dejan estos octubres, para decirte, para contarte que desde que lo leí, tú dialogo, lo leo y releo. He venido casi todos los días a estas y otras horas a repasar, a festejar.
Me veo en el dialogo, me siento y me repaso, no han sido días fáciles nuestro regreso a Oporto. Ha sido pésimo, ya te contaré.
Con la balanza en predicamento de doy las gracias y seguiré festejando en tu nombre.
Un abrazo siempre, siempre, siempre.
Sergio Astorga
Publicar un comentario