viernes, 23 de febrero de 2018

BORRADOR DEL MIEDO: ESPUMA

Las olas batientes, la espuma ruidosa, el mar, tan grande y alterado; el mar imprevisible, le daba miedo. Recordaba haberlo disfrutado en la infancia, haberse adentrado en el oleaje, haberse reído en el tobogán de la ola luminosa. Recordaba a su madre dándole instrucciones: sumérgete, respira, dale la espalda, sigue más adentro...
Recordaba el olor del salitre en sus ojos, el desconcierto de su cuerpo en cada revolcón, la alegría de su pelo cada vez que emergía. Recordaba, en algún rincón incierto de su tiempo, haber sido feliz entre piedras y olas, pero aunque no hay recuerdo de causa alguna, aunque no es capaz de atribuir la responsabilidad a  ninguna persona o suceso, lo cierto es que hoy, las olas, le dan miedo.
Hoy, o más bien ayer, hace algunos años, no sabe cuánto tiempo, abandonó el salitre por miedo.
Sabe, aunque tarde, que las olas, de pronto, se convirtieron en riesgos, que el arrastre del mar se volvió ruido y que, sin explicación alguna, un buen día abandonó el oleaje y se adentró en lagos calmos y densos.
Lo sabe hoy, cuando sin comprenderlo, se descubre atada por una fibra ligera y hermosa, casi invisible, que la obliga a flotar como una boya oxidada sobre la superficie del lago, mientras, a lo lejos, se escuchan las risas y sobresaltos de quienes, libres, dejan que sus cuerpos se columpien en la espuma blanca de los días.

jueves, 6 de diciembre de 2012

LO QUE LA BALLENA VOMITA

PRIMERA ARCADA


Estertor interno que se fluye en líquido.

Ruido de motores junto a un hombre que escupe.

Niños que lloran.



Solo el amor puede cesar el vómito.

El amor que con todo acaba.

Sólido.   Termina otro año. No lo pude evitar.

martes, 24 de abril de 2012

ADIÓS, GRACIAS

Queridas amigas, queridos amigos:

En el año 2008 abrí esta bitácora a la que muchas de ustedes se asoman hoy por primera vez. La puse en marcha sin un objetivo concreto (¿pueden no serlo?) y me vertí en ella usando palabras propias y ajenas. No tenía la menor idea de cómo funcionaba este mundillo intangible pero real y me sorprendió recibir en poco tiempo numerosos comentarios que se tradujeron en otros tantos amigos. Fueron tiempos de amistad intensa y escritura caótica en los que grité, soñé, inventé y agradecí. Tiempos que pasaron y que hoy vengo a despedir, sin amargura, sin tristeza, con la ternura de quien cierra la última página de un libro sabiendo que siempre lo llevará dentro, con serenidad. Vengo a despedirme de esta página que lancé al océano porque no encuentro ya el tiempo para teclear en ella, porque la librería que concebí me demanda, porque no le encuentro sentido a mantenerla abierta sin mimarla adecuadamente. Porque sí. Vengo a despedirme con un hasta luego porque no dejo de pensar que algún día abriré otra página y me reencontraré en ella con navegantes que ya me son imprescindibles y surcaré las palabras acompañada de mi Cachalote ausente. A despedirme con un adiós sin llanto, porque este sitio desaparecerá, pero no ustedes. A despedirme porque corren otros tiempos y me toca volver a las libretas, a las servilletas, a los papelitos sueltos; volver a la lectura.

Me voy queridas amigas. Me voy queridos amigos. Pero no, no pienso hacerlo sin darles las gracias, porque quiero, necesito hacerlo.
Gracias a todas aquellas personas que en los últimos años han visitado este sitio, a las calladas y a las que han dicho, a las conocidas y las anónimas. A todas, porque todas me han sostenido. Gracias a Gemma y a Paz, a Ángel y a NàN, a Toro, a Ciberculturalia, a Isabel (no te olvido), a Almazán, a Lauren, a la Zarzamora, a Ybris. Gracias a Lena, a Marisa, al Cangrejo y a Ilia. Gracias a Maribel y a Triana (qué ganas de otro pescaíto frito). Gracias a Raquel, a Stefano, a Juanma, a Marisa. Gracias a Miriam y a la Esponjita (México sigue pendiente). Gracias a todas las que olvido escribiendo de memorieta. Gracias a Juanan y a Pizarr, que están siempre. Gracias a María y a Arobo. Gracias a María Jesús Paradela y a Felipe. Gracias a Delirio y a quienes la hacen. Gracias a la Flamenquita. Gracias a quienes me han arropado, a quienes me han criticado, a quienes en algún momento sonrieron.

Me voy a la librería que debe ser para que mi familia sea y antes de hacerlo sigo agradeciendo y lo hago ahora a quienes siempre han estado y sé que estarán:
Gracias, Patrick, sé que estás.
Gracias, Alejandro Gelaz, a sus pies, caballero.
Gracias, María Eugenia Mendoza, la librería no sería sin tu apoyo.
Gracias, Sergio Astorga, amigo casi padre.
Gracias Helena Braga, mujer en pie de igualdad.
Gracias, Lilian creadora de la escritura. Simpre llevaré conmigo a las chicas, a fábola, a los tigres y al desierto.  Siempre llevaré tu palabra.

Y para no alargar más la despida que ya parece una mala ópera solo presentarles (es un momentito) a las personas que apoyan a la librera que soy y agradecerles que estén donde están:

Gracias a todas las escritoras que han pasado por aquí en los dos últimos años. Y a las que no han pasado, también. Gracias a las que ayer se dieron cita en la librería para celebrar el Día del Libro, para apoyar este proyecto loco, para palabrear sin cortapisas. Gracias a:
Ana Joyanes, Elena Morales, Balbina Rivero, Meme, Marcamar, Pilar Durán, Covadonga, Lazara Tania, Vivi, Verónica, Ángela. Gracias a Carmen de la Rosa, que me propuso el acto, a Balbina Rivero y a Covadonga que siempre procuran estar, a Cecilia Domínguez que lee desde la humildad de las grandes escritoras. Gracias a Juana Santana, a Nuria, a Gloria y Ana Beltrán (tu elegancia siempre me asombra). Gracias a Daniel Bernal que nos soportó estoicamente y leyó a Suzuki Masajo,. Sor Juana Inés y a Alejandra Pizarnik para nosotras. 
Gracias a Puri por venir con su grupo del Tablero, por venir siempre, por su implicación. Gracias a Maite que se deja la piel en el apoyo incondicional.
Gracias.
Gracias a todas y todos los que vinieron, oyeron, compraron, compartieron.
Gracias a Bea por sus notas de prensa, a Elena Castillo por el ofrecimiento, a Beatriz por todo (gracias, Beatriz, cuando siento que no puedo más me asomo a tu blog y me obligo a seguir).
Gracias a Cao que nunca falla y a Teresa que viene pese a su salud.
Gracias a Ana Hernández, feminista hacedora de redes.
Gracias a Ana Jiménez y a Verónica Nielssen.
Gracias a quienes no nombre (no se me enfaden, que para la próxima apunto).
Gracias.
Gracias, Marina y Montse porque sé que hubieran venido. Y por el mismo motivo a Julia.
Gracias, Elsa, por tu respuesta.
Gracias.
Gracias, Margarita, tu paciencia rompe todos los límites de la lógica.
Gracias, Yeya, hacia tu bondad no tengo palabras pero no puedo dejar de decir que sin ti, sin duda, la librería llevaría algún tiempo cerrada.

Y ahora sí me voy, queridas, queridos.
Adiós.
Gracias.




domingo, 26 de febrero de 2012

EX-

periencia, plícita, perimento, polio.
Ex-
hortación, ordio, odo, traordinario.
Ex-
traño, tranjero, tra, abrupto.
Ex-
amen. ¿amén?
Ex-
empezaste a despedirte
y
se fue.

jueves, 23 de febrero de 2012

DE NUEVO UN ADIÓS

Un hasta luego, un saludo, una despedida más para perpetuar el intento de ser, para estar, para decir, para.

-Adiós. Me voy
-No dejaré que te vayas
-¿Y qué harás para retenerme?
-Me pegaré a tu espalda como garrapata necesaria.
-Bonita dependencia, pero ya tengo vampirillos propios. ¿Se te ocurre algo más?
-Me prenderá a tu cuello como gargantilla sostenedora.
-Tengo el cuello corto. ¡Lo siento!
-Seré ancla de tus pasos.
-Fondeada buscaré la deriva.
-Me pegaré a tu pecho
-(....)
 -,sostendré tu respiración
-(...)
-, me pegaré a tus pisadas
-(...)
-estaré en tu sombra
-(...)
-estaré

-Me voy
-Adiós
-Silencio

Se suspende el tiempo y la palabra en espera del Cachalote sincero

miércoles, 23 de noviembre de 2011

GRITAR

para el Cachalote que me guarda
y para mis hijos

"Porque sueño, yo no lo estoy"
Léolo. Otra vez.

Gritar
Gritar tan fuerte como nunca nadie lo hizo - gritar - chillar hasta el aullido - hasta provocar el temblor profundo - hasta que los árboles abandonen sus raíces - hasta que los mares se desborden - contra los abismos - gritar - gritar el alarido primigenio - el dolor de la tierra - la herida de la vida - gritar más y más - gritar hasta ensordecer los oídos - hasta reventar las bocas - hasta enloquecer los sentidos - gritar- gritar - gritar siempre la enfermedad callada - la herida supurante - el amor herido -
Gritar dolores ocultos - gemidos imposibles - partos fracasados - gritar -
Gritar el pan y las uvas - la palabra inexistente - la muerte -
Gritar todos los gritos hasta que Dios despierte -
Gritar la condena de seguir viva - gritar -
Gritar - porque lo necesito - el último grito

martes, 22 de noviembre de 2011

ALGUNA VEZ

 Porque sueño, yo no lo estoy
Léolo

Alguna vez fui una niña de trenza oscura contra la espalda, niña descalza sobre las piedras tibias de sol, niña que juega en los barrancos, niña que mira asombrada.
Alguna vez fui la mujer que lava sábanas con añil, la que se curva sobre la tierra húmeda, la que vigila el guiso y el sueño del niño.
Alguna vez estuve preñada de vida, y otras tantas de sueños, y hablé entonces como si supiera, y vestí como si pudiera y viajé sobre la mar océana.
Alguna vez fui joven estudiante atenta a la voz de profesores lejanos, joven temerosa de fracasos, joven sola.
Alguna vez fui sometida y vencí las cadenas. Alguna vez.
Alguna vez amé nueve meses un sueño muerto y quise morir también.
Alguna vez, siempre, fui la que nunca he sido. Alguna vez, siempre, solo una mujer.